Hace unos días la biblioteca Manuel Altolaguirre se llenó de luz, de una luz casi sólida por la alegría rebosante que se compartió… Los niños y niñas de primero C del colegio Jacaranda jugaron con una pelota del mundo mientras hablaban con Filomena, una pequeña títere que gusta de hacer preguntas  sobre los temas  de la vida que ellos mismos, los niños, proponen…, y además,  nuestra ranita  no hace  cualquier tipo de pregunta. Filomena siempre quiere saber más y  trata de mejorar la musculatura mental de los peuqeños estimulando que se piense mejor: busca consecuencias, alternativas, excepciones, hipótesis, aclaraciones, relaciones…, etc.

En nuestro último taller hemos jugado, hemos leído un cuento y se ha pensado con precisión para resolver un misterio que se concreta cada mes en una pregunta:

Valeria y Magnus (alumnos): «¿Por qué Perico se fue a la granja del tío Gregorio?»

Las «preguntas» son nuestra cerilla, la cerilla que utiliza la filosofía para iluminar las mentes de los niños. Habituar a los pequeños a preguntar comienza por ser modelos de adultos «curiosos» que también inventan preguntas para poder comprender las cosas del mundo y a uno mismo…

Como sabemos que este blog lo leen tanto maestras, maestros como familias, haremos en esta última memoria  una reflexión que nos ayude a entender un poco más qué significa hacer filosofía con niños diciendo  que, no se trata de una disciplina a enseñar pues  lo que se experimenta en los talleres o sesiones es un «proceso,  una actitud…», que tiene como finalidad que los niños y niñas aprendan a pensar mejor, de forma creativa, crítica y ética…

Para que se entienda haremos memoria de lo ocurrido en este último encuentro…
Se dijo que Perico, el conejo, era muy travieso, que tenía hambre  y no había comida en su casa, que no le gustaba la comida de su madre…, y también se reflexionó sobre las “malas conductas” dando lugar a plantear estas otras preguntas:

-¿Por qué nos portamos bien?
-¿Qué cosas harías si fueses invisible?
-¿Cómo sería el mundo si todos nos portásemos mal?

Etc.

Como broche final os dejo las palabras de Jordi Nomen, autor del libro El Niño Filósofo, además de  maestro y escritor, que a una pregunta recurrente de las madres en mis talleres respondió solícitamente  de esta forma tan lúcida y transparente.

Cuestión: ¿CÓMO CONSEGUIMOS QUE NUESTROS HIJOS SEAN MAS REFLEXIVOS, QUE INICIEN EL DIÁLOGO INTERIOR (iluminar una mente)?

«El diálogo interior llega por varios caminos posibles. En mi opinión, son fundamentales la lectura, el juego y la manualidad. Creo que en todo ello, la clave está en las preguntas. Todos debemos aprender a preguntar y preguntarnos. Para ello, la observación es clave. Ya tenemos la curiosidad innata, la necesidad de conocer, pero eso puede malograrse si no hay preguntas. Los adultos debemos, así lo creo yo, preguntar mucho más que responder. De ese modo, la pregunta externa acaba haciéndose interna. Por ejemplo, preguntar por qué, con qué intención, para qué, cómo, con qué excepciones… Un niño miente, por ejemplo. Hay que pedirle por qué lo hizo, si mentir está siempre mal o hay excepciones. Después, la lectura, el juego y el dibujo, permiten ampliar ese diálogo».

Espero haber iluminado un poco con  estas memorias a los que deseáis saber sobre este proyecto educativo, personalmente agradezco el compromiso por una «cultura del diálogo» a la organizadora de la actividad, Inés García, a Mª José y Montse coordinadoras en el Ceip Jacaranda, a todos los maestros y maestras que han dado muestras de agradecimiento, a las familias que leen cada mes este blog y, en especial, a ESTOS GRANDES PEQUEÑOS FILÓSOFOS Y FILÓSOFAS…, como facilitadora-acompañante y creadora de «La Filosofía entre Cuentos».

¡Feliz Verano!

Cuento: Potter, Beatrix, Perico, el conejo travieso, Círculo de Lectores.

More...