(Alicia Puleo es la filósofa ecofeminista que vemos en la imagen)

Biblioteca Manuel Altolaguirre

12 de Junio 2018

El último Café Filosófico en la Biblioteca Municipal Manuel Altolaguirre, fue abierto ayer tarde con las propuestas para posibles futuros temas para  la vuelta del verano: el miedo, la desconfianza, la estética, la religión, el lenguaje… , fueron algunos de los barajados.

MEMORIA Y PERSPECTIVAS

Pero durante dos horas, y en esta ocasión, en nuestro encuentro se indagó desde diversas perspectivas sobre el “Género”.

Los textos que invitaron al cuestionamiento soplaron nuestra cometa hasta la época victoriana con S. Mill,  a Francia con S. de Beauvoir, a Norte América con Martha Nussbaum…, etc…

Observamos las distintas miradas del feminismo, la ética del cuidado, y el paradigma del Ecofeminismo.

Nos cuestionamos las consecuencias de la igualdad adquirida  en occidente para los hombres, el aumento  de los divorcios en la sociedad, la cosificación desde la infancia de las niñas con aplicaciones como el Musical.li, la construcción de la persona independientemente de la cultura, y el constante derribo de  hábitos adquiridos desde “lo normal”.

Nos acercamos a la complejidad de este tema mediante la observación de  ejemplos que nos descubrió  los nuevos matrimonios suecos (hombres suecos y mujeres de culturas tradicionales), o la epidemia de pereza de los hombres rusos que Irina compartió con el grupo.

Nos preguntamos si estamos levantado una frontera entre hombres y mujeres, y nos reafirmamos en los derechos avanzados y los que aún quedan por conseguir (tanto para mujeres como para hombres de todo el planeta).

Se cerró recordando que la convivencia suponía un esfuerzo quizá algo violento contra uno mismo,  con tal de abrir en la frontera de las diferencias entre las personas las  porosidades necesarias para vivir en paz.

Volvemos a compartir el texto de Jordi Nomen que abrió el “filocafé” de la tarde del 12 de junio, el cual puede inspirar en cuanto a este tema y cualquier otro de la vida.

“El otro como frontera”
Me he pensado mucho si utilizar este título a la hora de hablar de los demás en esta entrada, básicamente porque la frontera evoca compartimento estanco y cierre. Así pues, intentaré matizar a qué frontera nos referimos. Como educador, he vivido muchos conflictos, y también como persona. Si me han enseñado algo, es que uno habla con la boca pero es escuchado por los oídos del otro. Del mismo modo, todos cargamos una mochila de conocimientos y pericias, de prejuicios y estereotipos, a veces conscientes, a veces inconscientes, que delimitan y conforman el propio mundo. Si queremos resolver los conflictos inherentes a nuestra naturaleza, no nos queda más remedio que hacer esfuerzos para salir de nuestra frontera y entrar en los otros. La experiencia me demuestra que sólo con el respeto no es suficiente, a pesar de ser indispensable. Hay una renuncia explícita a la violencia y una disposición activa para el diálogo. Hay que estar dispuesto a forzarse un poco uno mismo – esforzarse diría yo- para entender al otro, empatía en estado puro. Igualmente, hay que estar dispuesto a dar al otro el poder de decidir con igualdad de condiciones que a uno mismo. Y por último, buscar un objetivo común, valioso para las dos partes, por el que luchar juntos. La colaboración es un bálsamo para las relaciones, una especie de desengrasante para las bisagras que chirrían. Al construir un puente de orgullo compartido, la frontera se hace porosa, abierta, y se convierte en ocasión de acogida y bienvenida, no en muro inexorable. Ganamos los dos y nadie pierde. Esta es la vía para establecer la paz y también la justicia.

¡Feliz Verano!.

Un abrazo.

María José

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